Al secretario general de UGT, Pepe Álvarez, se le acabó ayer la paciencia. La gota que la colmó debió de ser el informe publicado la víspera por BBVA Research, el servicio de estudios de la entidad financiera, que culpó a la subida del salario mínimo de haber impedido la creación de 45.000 empleos en España el año pasado.
Preguntado ayer al respecto, el líder sindical cargó contra esos estudios «de analistas de parte» que amenazan con el apocalipsis cuando se toca al alza, con más alegría de la habitual, el SMI. «Que me explique a mí algún listillo de estos con grandes sueldos cómo se puede vivir con 900 euros al mes», dijo en referencia a los economistas de la entidad.
Y es que, defiende el responsable de UGT, la subida ha favorecido el consumo, el crecimiento y, en consecuencia, el empleo. «Quizás si bajamos el SMI a 100 euros al mes pueda haber más contratación, pero vamos a ser serios».
Por eso, Álvarez avanzó también que no va a aceptar un incremento puramente cosmético del salario mínimo este año, sino que presionará para que este se sitúe en el entorno de los mil euros mensuales. No transigirá, dice, con que se aplace el grueso de la subida a 1.250 euros (la cuantía que según él responde al 60 % del salario medio al que se comprometieron a llegar el PSOE y Unidas Podemos), al final de la legislatura.
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